Los implantes dentales son una solución para sustituir los dientes perdidos.
Durante el tratamiento, se colocan pilares biocompatibles dentro del hueso de la mandíbula.
Pasado un tiempo, se convierten en parte permanente y crean una base segura para la eventual restauración.
Aunque los individuales se pueden utilizar para reemplazar dientes perdidos únicos, también se pueden colocar múltiples para soportar restauraciones más extensas.
En nuestra consulta, ofrecemos una gama de restauraciones con implantes, incluyendo dentaduras postizas, puentes y coronas.
¿Qué beneficios aportan?
Hay una serie de otras ventajas asociadas con los implantes dentales. Si lo vemos desde la perspectiva de salud oral, reemplazar los dientes perdidos con implantes en lugar de puentes o dentaduras ayuda a proteger el bienestar de los tejidos sanos. Como son autosuficientes, no hay que modificar los dientes vecinos para soportar un puente.
Los implantes se colocan quirúrgicamente en el tejido óseo, lo que estimula la salud ósea y, al final, lo que conseguimos es preservar la estructura facial, evitando que aparezca esa flacidez facial que puede acompañar a la pérdida de los dientes.
Un implante es una estructura cilíndrica o cónica, parecida a un “tornillo”, que se inserta en el hueso maxilar para sustituir a la raíz de un diente.
Están hechos de titanio puro o alguna aleación de titanio (por ejemplo, titanio-zirconio), material totalmente biocompatible y con un tratamiento especial en su superficie.
Una característica especial del titanio es su capacidad de fusionarse íntimamente con el hueso mediante un proceso llamado como osteointegración.
Una vez fusionado, comprobamos que no hay infecciones, se diseña y fabrica una prótesis a medida y la colocamos sobre el implante o implantes.
Las prótesis pueden ser de muchos tipos según su conexión al implante, su material, el tipo de anclaje, su extensión, etc.
Un diente artificial soportado por un implante tiene 3 componentes principales:
A medida que el hueso y los tejidos de la encía van cicatrizando el implante se va fusionando con el hueso. En esto consiste la osteointegración. El proceso de curación y osteointegración del implante dura de 2 a 4 meses generalmente, dependiendo entre otras cosas de si es maxilar o mandibular.
Una vez comprobado que el implante está osteointegrado y que los tejidos adyacentes están bien curados y sin infecciones, se coloca la prótesis personalizada.
Esta segunda fase comienza con labtoma de impresiones seguida de unas pruebas para determinar la estética, la forma y la oclusión de la prótesis definitiva.
Todas estas pruebas, realizadas en varias sesiones, se envían al laboratorio para que fabriquen la prótesis a medida.
Una vez colocada la prótesis hay que revisarla periódicamente para hacer los ajustes finales necesarios y que quede perfecta.